lunes, 2 de septiembre de 2013

ALIMENTACION SALUDABLE EN ESCOLARES




La edad preescolar engloba el período desde que el niño ha adquirido la autonomía en la marcha hasta que empieza a asistir regularmente a la escuela, es decir de los 2 - 6 años de edad y el período escolar, que es la continuación, comprende desde los 6 años hasta el comienzo de la pubertad. 

En la edad preescolar y escolar el niño comienza a crear algunos hábitos en relación a factores sociales, familiares y ambientales y va adquiriendo los hábitos y costumbres propios de la cultura en que el niño está inmerso, y todo ello representa adquisiciones muy importantes en su vida futura.
Se debe establecer un ambiente positivo ante el hecho de comer y tratar de lograr que el niño comience a desarrollar actitudes positivas respecto a los hábitos alimentarios saludables y a la actitud que muestre frente a su propia alimentación.
Se ha de procurar establecer un horario organizado, no estricto pero si regular, que incluya el desayuno y comidas organizadas para complementar los requerimientos de macro y micronutrientes diarios.
El niño va aprendiendo a desarrollar sus preferencias en materia de alimentación, comprueba sabores, olores, verifica las texturas de los alimentos y esto es fundamental para orientarlo a sus preferencias.
En esta etapa es fundamental la influencia de los factores sociales del medio que rodea al niño, como por ejemplo la imitación en la selección de los alimentos según lo que percibe que ocurre en su ambiente, es decir preferencias que observa en sus familiares y amigos.
La familia debe tratar de mantener una alimentación ordenada, acostumbrando al niño, si es posible, a comer con la familia o con sus compañeros en la escuela o guardería. La comida en conjunto estimula el acto de comer y hace variar las apetencias hacia uno u otro alimento, por lo tanto si se cuenta con la presencia de mayores responsables seguramente los niños adquieran hábitos más saludables. Se debe evitar que las comidas sean frente a la televisión. Se debe procurar que las comidas se realicen en ambientes calmos, tranquilos, es decir compartir una comida de buena calidad nutricional junto a una buena convivencia.
Cuando comemos juntos nos alimentamos porque:

Nos nutrimos
Compartimos el afecto
Compartimos historias, gustos y costumbres
Compartimos momentos importantes de la vida
Los hábitos adquiridos en esta época son de gran importancia para el futuro y por eso debemos acostumbrar a nuestros hijos a mantener ritmos alimentarios correctos, al menos de cuatro comidas diarias.
Un punto crítico, sobre todo en la época escolar es el consumo de golosinas y/o snacks; muchos de ellos corresponden a productos manufacturados con elevadas cantidades de sal, grasa saturada, azúcar y colesterol, y ausencia o poco contenido de micronutrientes.
La idea es que la dieta del niño en su casa oferte alimentos variados, con diferentes nutrientes, diferentes presentaciones, sabores, texturas, colores que puedan orientar al niño a preferir los alimentos saludables. Esta oferta reiterada los inducirá a preferir estos alimentos de mejor calidad nutritiva y evitar el rechazo a frutas, verduras, etc.
Está claro que seguramente el consumo de golosinas o snacks, bebidas gaseosas azucaradas, resulta inevitable y el problema fundamental no es impedir su consumo, sino que éste sea claramente limitado y no constituya una parte importante de la energía diaria. Los niños deben tener claro que estos alimentos se consumirán únicamente en oportunidades puntuales y con moderación.

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