La edad
preescolar engloba el período desde que el niño ha adquirido la autonomía en la
marcha hasta que empieza a asistir regularmente a la escuela, es decir de los 2
- 6 años de edad y el período escolar, que es la continuación, comprende desde
los 6 años hasta el comienzo de la pubertad.
En la
edad preescolar y escolar el niño comienza a crear algunos hábitos en relación
a factores sociales, familiares y ambientales y va adquiriendo los hábitos y
costumbres propios de la cultura en que el niño está inmerso, y todo ello
representa adquisiciones muy importantes en su vida futura.
Se debe
establecer un ambiente positivo ante el hecho de comer y tratar de lograr que
el niño comience a desarrollar actitudes positivas respecto a los hábitos
alimentarios saludables y a la actitud que muestre frente a su propia
alimentación.
Se ha de
procurar establecer un horario organizado, no estricto pero si regular, que
incluya el desayuno y comidas organizadas para complementar los requerimientos
de macro y micronutrientes diarios.
El niño
va aprendiendo a desarrollar sus preferencias en materia de alimentación,
comprueba sabores, olores, verifica las texturas de los alimentos y esto es
fundamental para orientarlo a sus preferencias.
En esta
etapa es fundamental la influencia de los factores sociales del medio que rodea
al niño, como por ejemplo la imitación en la selección de los alimentos según
lo que percibe que ocurre en su ambiente, es decir preferencias que observa en
sus familiares y amigos.
La
familia debe tratar de mantener una alimentación ordenada, acostumbrando al
niño, si es posible, a comer con la familia o con sus compañeros en la escuela
o guardería. La comida en conjunto estimula el acto de comer y hace variar las
apetencias hacia uno u otro alimento, por lo tanto si se cuenta con la
presencia de mayores responsables seguramente los niños adquieran hábitos más saludables.
Se debe evitar que las comidas sean frente a la televisión. Se debe procurar
que las comidas se realicen en ambientes calmos, tranquilos, es decir compartir
una comida de buena calidad nutricional junto a una buena convivencia.
Cuando comemos juntos nos
alimentamos porque:
Nos nutrimos
Compartimos el afecto
Compartimos historias, gustos y
costumbres
Compartimos momentos
importantes de la vida
Los
hábitos adquiridos en esta época son de gran importancia para el futuro y por
eso debemos acostumbrar a nuestros hijos a mantener ritmos alimentarios
correctos, al menos de cuatro comidas diarias.
Un punto
crítico, sobre todo en la época escolar es el consumo de golosinas y/o snacks;
muchos de ellos corresponden a productos manufacturados con elevadas cantidades
de sal, grasa saturada, azúcar y colesterol, y ausencia o poco contenido de
micronutrientes.
La idea
es que la dieta del niño en su casa oferte alimentos variados, con diferentes
nutrientes, diferentes presentaciones, sabores, texturas, colores que puedan
orientar al niño a preferir los alimentos saludables. Esta oferta reiterada los
inducirá a preferir estos alimentos de mejor calidad nutritiva y evitar el
rechazo a frutas, verduras, etc.
Está
claro que seguramente el consumo de golosinas o snacks, bebidas gaseosas
azucaradas, resulta inevitable y el problema fundamental no es impedir su
consumo, sino que éste sea claramente limitado y no constituya una parte
importante de la energía diaria. Los niños deben tener claro que estos alimentos
se consumirán únicamente en oportunidades puntuales y con moderación.
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